Discografía

Melodía Baldía
Reseña del disco, reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del discoreseña del discoreseña del discoreseña del discoreseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco
Reseña del disco, reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del discoreseña del discoreseña del discoreseña del discoreseña del disco reseña del disco reseña del disco reseña del disco
- 2022 | Shagrada Medra
Letras y Créditos
1 | Melodía Baldía
Créditos
2 | Cancioncitá
La tacuarita tacuaritá
en la mañana mañanitá
entre las ramas ramas que hay
piapiando baja paz.
Y la tacuara del tacuaral
se balancea como en un mar
con su penacho algo algodón
caña es pincel pintando al sol.
Pero qué pero qué pero qué
cantando quiero no triste ser
pero qué bueno qué bueno qué
jugando el tiempo ardió otra vez.
Pobres torcazas torcacitás
pude espiarlas refunfuñar
vieron el monte palidecer
y a un pobre zonzo creerse rey.
Y en la ventana el mburucuyá,
preso de orugas y de ararás,
ha despuntado para pelear
la flor más bella del lugar.
Pero qué pero qué pero qué
cantando quiero no triste ser
pero qué bueno qué bueno qué
jugando el tiempo ardió otra vez.
Créditos
3 | Entre Ríos
Como una piel que se arrugó tal vez
de tanto estarse con el agua,
la tierra fue ondulándose
y desplegando sus lomadas,
lomadas suaves, gesto del lugar,
sutil morada para el cielo,
cielo que lluvia y sol daría y da
criando verdes entreveros.
Y fue un impulso que se desprendió
del hondo magma del planeta,
el barro fue animándose
y despertando la conciencia.
De las estrellas una luz cayó
haciendo nido entre los seres
y así y asá comunidad brotó
poblándote naturalmente.
Quizás un karma que la humanidad
arrastra y rastra por defecto
es la febril pasión de navegar
los mares turbios del apego.
El genocidio que se consumó
haría trizas las culturas,
y despreciando lo que aquí creció
nuestra provincia tuvo cuna.
Sangrientos siglos esquilmándote,
mas tu belleza aún fulgura,
visión que el arte deja traslucir
y que el progreso sólo usura.
Aire del aire, mi canción está
desperdigando una intención más;
pido que el tiempo nos enseñe al fin ya
a sustentar y amar la tierra.
Créditos
4 | Cina-cina
Cina-cina
tus ojos son un portal de luz,
alucinan
las cosas desde una infancia sin fin.
Hada marejada
dices que de otro tiempo me conocías.
Deja de tender puentes hacia mí,
no vaya a ser que pueda no volver.
Nuestra vida
acaso es una instancia para aprender.
Risa y llanto
puede que este juego traiga dolor.
Pero algo es cierto,
hay cosas que se expresan ajenas de intención
el viento que sopló
la lluvia que mojó
la tarde que murió
la luna que alumbró
un arcoíris y ese amor.
Créditos
5 | El reino de este mundo
Hoy
el otoño me encontró paseando
de tu mano,
sin prisa,
entregando a cada paso
todo
mi peso.
Sí,
el arrobo de mirar contigo
el reino de este mundo
desgastado de girar en falso,
podrido.
Tras
las esporas de los panaderos,
tus balbuceos
flotan
en el aire junto al oro etéreo,
sin dueño.
Hay
un letrero que no dice nada
de nada
j u n t o
a una garita que perdió su techo
hace tiempo.
Polvos
del camino que se vuelve nube
de brozas
y nos lleva
hasta la placita de los juegos rotos,
sin nadie.
Hoy
el otoño me encontró creciendo
de tu
m
a
n
o.
Créditos
6 | Bienvenida
Créditos
7 | La noche sobre la costa
Ha bajado la noche sobre la costa
en esta margen alta del Paraná,
la luna sonríe delgada ladeada,
y el cielo azulado a su lado
se ve, se ve, se ve,
se ve, se ve…
Ha bajado la noche sobre la costa.
A veces quema el frío,
a veces el alcohol,
sólo tiene su canoa y su tiempo
el pescador, el pescador.
Ha bajado la noche sobre la costa
y aún el horizonte esconde
la flor incandescente de un damasco atardecer.
Créditos
8 | Yo y mi habitación
A Julio Cortázar
Y desperté como todos los días,
la misma cama, la misma soledad,
no preparé el mate ni quise mirar,
no encendí la luz ni el televisor,
penumbra en penumbra: yo y mi habitación.
Ni grillos ni aves tenían su voz
ni los colectivos ruidos de motor.
Me vestí a tientas y crucé el umbral,
la calle desierta, silencio hospital;
dónde están los gatos del desarmadero?
Y dónde el aroma del horno de pan?
“Los hombres no lloran”, no debo llorar.
Pedí hacia lo alto alguna señal
y vi las estrellas todas apagar.
De bruces al suelo caí sin parar,
mi entraña quemaba de un frío abisal,
me contorsionaba, quería escapar
escupiendo vidrio sin poder gritar.
Y pensé en tu cuerpo, te quise abrazar;
y al fin era cuando yo te conocí
pero un sueño extraño me arrancó de allí.
Y desperté como todos los días,
la misma cama, la misma soledad.
“Los hombres no lloran”, no debo llorar.
Ni grillos ni aves tenían su voz
y vi las estrellas todas apagar.
De bruces al suelo caí sin parar,
mi entraña quemaba de un frío abisal,
me contorsionaba, quería escapar
escupiendo vidrio sin poder gritar.
Y pensé en tu cuerpo, te quise abrazar,
y al fin era cuando yo te conocí
pero un sueño extraño me arrancó de allí
…y desperté como todos los días.
Créditos
9 | Tango (nuestra vana ilusión)
… A su vez
fueron tantas cosas tan hostiles
que no sabría cómo decírtelo,
hermano.
Yo quería vivir un gran amor
como quien muere de puñalada
helada
que se hace pálida flor en la mirada
que ya no ve.
Pero no había poesías,
versos que adornaran tanto desvarío
(los dos teníamos mucho que aprender).
Pero si el fuego jamás
se detiene con fuego
ni la sed con vino,
cómo no habríamos de llevar
tan lejos, tan lejos,
esa fragilidad cristal de los espejos
y el ansia de los primeros vuelos.
“Te pido que me escuches, por favor,
el tiempo no se vuelve para atrás;
perdóname si puedes perdonarte
y llevemos luz donde el dolor
hizo jirones nuestra vana ilusión.”